Un descenso conllevaría la desaparición del Murcia

Al dueño del Murcia, a Jesús Samper, se le acumulan las malas noticias. A la pésima trayectoria de los suyos -en descenso desde que arrancó la Liga y único equipo de la LFP que no sabe lo que es ganar- que ya le ha llevado a mover ficha en el banquillo; a las recientes críticas del alcalde de la ciudad, Miguel Ángel Cámara, que en AS criticó con dureza su 'espantada' del palco de Vallecas y su presencia en el del Calderón para ver el España-Argentina y calificó de "penosa la situación de un Murcia que se arrastra", se suma ahora la advertencia que le han hecho llegar los tres administradores concursales que desde la pasada primavera supervisan las cuentas de este Murcia en concurso. Estos, asustados por la trayectoria del equipo, ya han avisado a sus rectores que un descenso de categoría llevaría a la institución de la Nueva Condomina a la liquidación como paso previo a la desaparición.
Riesgo real.
Con 30 millones de euros de déficit, el Murcia se vio abocado hace seis meses a solicitar la intervención judicial para frenar la hemorragia de pérdidas en un club con estructura de Primera pero sin resultados. La labor de la jueza María Dolores de las Heras y la de los tres administradores concursales, más el reajuste económico llevado a cabo por la entidad (ha reducido de 22 a 10 millones su presupuesto) permitió rediseñar un plan de viabilidad a cinco años, pero éste sólo se contempla en Primera o, como mal menor, en Segunda. Todo lo que sea bajar, será el principio del fin para un histórico que pasa por un momento deportivo e institucional delicado.
Y de fondo, un deseo de vender
Más allá de la responsabilidad, con inhabilitaciones de por vida para detentar cargo alguno en sociedades mercantiles y de posibles 'actuaciones' contra el patrimonio personal del propio Samper y de los miembros de su consejo, en el supuesto de una liquidación, en la capital del Segura crece la sensación de que el actual propietario lo que lleva tiempo buscando es la venta de la entidad. Como buen jugador de póker, Jesús Samper niega en público que ese sea su deseo, pero en 'petit comité' no para de tantear su venta.